Por: Alejandro J. González H.
Los trazos iniciales del periodismo científico en nuestro país –en la segunda mitad del siglo XX- los da Arístides Bastidas desde su columna “La ciencia amena” que se publicó diariamente en El Nacional durante casi 20 años; así como también, 20 libros de su autoría, en los que abordó distintos aspectos de interés para la ciencia, pero traducidos al lenguaje común y sencillo del ciudadano de a pie. “Llevar al ´lenguaje del pueblo´ (como lo llamaba) los códigos de la información científica” (El Nacional, Septiembre 2012).
“Arbas” o “el enano negro”, como solían decirle, tuvo su espacio de trabajo en El Nacional, espacio al que llamaba “La Brujoteca”, desde donde fundó una “escuelita pirata” –denominación dada por él- a la institución que a bien tuvo la tarea de formar a más de 40 periodistas científicos en el país, escuela de divulgación científica que se diseminó por toda Iberoamérica, de la mano del periodista científico español Manuel Calvo Hernando.
“´A partir de Arístides, las personas comunes y corrientes tuvieron la oportunidad de conocer, a través de un lenguaje diáfano y sencillo, los avances de la ciencia y la tecnología tanto en el ámbito nacional como internacional. Los periodistas aprendimos de él a transcribir, a interpretar y a escribir, pero también aprendimos de su tesón y perseverancia para hacer del periodismo científico una especialidad", cuenta Arlette Danglades, ex directiva del Círculo de Periodismo Científico de Venezuela y periodista de la Facultad de Ciencias de la UCV´”. (El Nacional, Septiembre de 2012).
Los periodistas científicos son mediadores, entre los científicos y el público o las masas, de allí la importancia del concepto de mediación en este Seminario sobre Periodismo, Divulgación Científica y Técnica.
“La mayor parte de los científicos son conscientes de que su lenguaje los limita, por lo que requieren de mediaciones (…) Los discursos de divulgación se apoyan en un dispositivo de mediación: como la comunicación entre especialistas y profanos se ha hecho imposible, un tercer hombre (el divulgador) se interpone para traducir a la lengua vulgar la jerga del investigador y para suscitar interés, curiosidad y emoción ante las instituciones y los hombres y mujeres que desarrollan el trabajo investigador. El mediador procura la relación entre los actores de la ciencia y la tecnología y el gran público y puede también plantear dudas e interrogaciones de orden ético que impliquen a científicos, dirigentes políticos y sociales y gran público. (Calvo Hernando, 2002: 3).
El periodismo interpretativo, como género periodístico, puede coadyuvar en la tarea del periodista, de la mediación entre el científico y el público lector o usuario del medio de comunicación. Antiguos autores y viejos maestros de las escuelas de periodismo hicieron un aparte en sus obras, destacando la importancia que tiene para la divulgación de la ciencia y la tecnología, el periodismo interpretativo, como género periodístico.
“Por sus implicaciones económicas, sociales, políticas y culturales, la ciencia y la tecnología reclaman hoy un puesto de privilegio dentro del periodismo; constituyen un foco de atención y de preocupación para el hombre contemporáneo (…) Se ha vuelto, pues, necesaria la explicación de la ciencia y de la tecnología en una tarea de liberación nacional; y al mismo tiempo, para evitar sus aplicaciones en actividades contrarias a la supervivencia, el progreso y la felicidad del hombre”. (De la Cruz, 1986: 5, 6 y 7).
Con el periodismo interpretativo, el periodista puede explicar qué pasa con determinados fenómenos de la ciencia, el por qué de muchos acontecimientos, que hasta hoy resultaban inexplicables, para el ciudadano de a pie.
“Ritchie Calder, el notable periodista inglés especializado en información científica, insistía precisamente en que no puede concebir una noticia científica escueta, desprovista de los puntos de referencia que le den significación para el hombre de la calle (…) Ciencia y tecnología están hoy, además, en la base de las aspiraciones de desarrollo y de independencia nacional de los países pobres de la tierra. Para nosotros, entonces, el desafío tiene proporciones muy superiores que para los lectores de los países industrializados. Nuestro ser nacional está estrechamente vinculado a lo que ocurra con la ciencia y la tecnología en los próximos años. No puede ser indiferente esta situación al lector corriente, pues que allí está comprometida su existencia y la de sus hijos. Es vital entonces que ese lector comprenda lo que ocurre en el mundo de la ciencia. Para que lo haga es indispensable que la información científica esté a su alcance, que le dé los elementos necesarios para explicarse los fenómenos científicos y su relación con ellos. Es decir, necesita una información interpretada, porque ese lector carece de recursos propios para evaluar por sí mismo esos acontecimientos”. (Álvarez, 1978: 130 y 131).
Es de destacar, entonces, que en las escuelas de periodismo, en las cátedras de periodismo interpretativo –del pregrado-, se resalte la importancia que tiene para el ejercicio de este género periodístico, la divulgación de la ciencia y la tecnología, y, no conformes con esto, se debería abrir una electiva que permita a los estudiantes o futuras generaciones de periodistas profundizar, aún más, a través del periodismo científico, amenos reportajes interpretativos que expliquen a la comunidad los distintos fenómenos de la ciencia.
Ya en el posgrado, sería de sumo interés abrir talleres o seminarios de reflexión acerca del periodismo científico en Venezuela y el Mundo ¿Qué se está haciendo? Y ¿Qué recursos aportan las TIC en la explicación de los fenómenos de la Ciencia?
Nota: El presente ensayo correspondió a un trabajo final del Seminario: Periodismo, Divulgación Científica y Técnica dictado por la profesora Maryalejandra Montiel, en el año 2013. Desarrollado en el Programa de Maestría en Ciencias de la Comunicación, Mención: Nuevas Tecnologías de Información, de la División de Estudios para Graduados de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad del Zulia. Autor de este ensayo: Alejandro J. González H.
Bibliografía
Álvarez, F. La información Contemporánea. Contexto Editores. Caracas, Venezuela, 1978.
Calvo H., M. Popularización de la Ciencia o Popularización Científica. 2002. Publicado en: http://www.manuelcalvohernando.es
De la Cruz, I. La Interpretación: Un nuevo concepto de la objetividad. Universidad del Zulia, Vicerrectorado Académico. Maracaibo/Estado Zulia 1986.
Montes de O., A. (2012). Arístides Bastidas: una llama que aún alumbra el camino. Diario El Nacional.
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